miércoles, 29 de febrero de 2012





El concepto de Rito de York merece, en primer lugar, una aclaración histórica. Esta
categorización empírica se refiere en nuestra cultura a la masonería del sistema inglés. El
fundamento de esto es principalmente de carácter histórico, siendo York el lugar geográfico
donde se apoya y valida monárquicamente a las guildas de constructores circa 926 d.C.
Complementa lo anterior el hecho de ser este el sitio de organización de la Gran logia de toda
Inglaterra, cuya orientación ritualística comparte la de la Gran Logia de los Antiguos, quienes a
su vez se hacían denominar como “Masones de York”. Esta corriente, como explicaremos más
adelante, es dominante una generalización del rito que se practica en Inglaterra, sin describir un ritual particular, sino a todos en general.

El Rito de York comparte las mismas raíces en la Masonería Pura y Antigua de la mayoría
de los ritos modernos. Este es el legado metafísico y esotérico, común al estudio del
conocimiento hermético, sin los agregados que se generan en la evolución y contacto de cada rito y logia con los movimientos culturales, históricos, políticos, sociales y religiosos. Es innegable que muchos de los ritos actuales tienen marcadas influencia de este tipo, ya sean políticas por sus conceptos libertarios, sociales por su participación e influencia en el bien común, culturales por el idioma o religiosos por su acercamiento a lo metafísico.

Independiente de estos matices necesarios e inevitables, hay conceptos esotéricos antiguos
en común. Tales son el concepto de un Gran Arquitecto o Ser Supremo, reconocible en el
desconocido infinito que genera la nada o corona en el conocimiento cabalístico, los viajes
místicos que parecieran asimilarse a las circunvalaciones del Rito de York, y tantos otros
ejemplos de mística en nuestros templos. Sin embargo, como veremos en el análisis ritualistico,
muchos de estos conceptos herméticos, alquímicos, astrológicos y metafísicos, están
relativamente ausentes del Rito de York en sus rituales de los tres primeros grados. De esta
manera, esta guía de estudio en el Rito de York, que parece tan útil y completa en los dos
primeros grados, aparece trunca e incompleta en el 3er grado, dejando una invitación, pero sin
más guía y más aun, dejando de explicar gran parte de la ornamentación del templo, así como la historia sobre la que se fundamenta la ritualística, la leyenda Hirámica. ¿Por qué, un ritual que es tan estructurado, que se basa en un catecismo escrito y se ilustra por elaboradas planchas trazadas, dejaría sin completar los estudios del maestro masón, y omitiría conceptos y nociones herméticas que en otros rituales incluso aparecen en los primeros grados (ej. Los viajes misteriosos en la iniciación del Rito Escocés Antiguo y Aceptado)

La respuesta es simplemente que este conocimiento se encuentra desarrollado en el
Arco Real, el cual no es una escuela paralela o complementaria de estudios esotéricos, sino
que, más bien, son los mismísimos estudios esotéricos exhortados en el maestro masón del Rito de York, a continuación de su catecismo, presentados libremente y sin jerarquía para que la praxis cognitiva o académica no haga diferencia en cuanto a los privilegios y deberes de una
maestro masón.

Si bien es cierto que la esencia de este rito está en su contenido esotérico, no es menos
cierto que el Rito de York está definido también por su presencia y relación histórica, ilustradas
en su idioma y en su fuerte expresión anglicana.

Históricamente, el conocimiento masónico en Europa continental, circa 1600, heredero
del puro y antiguo, y marcado por las guildas de constructores de catedrales, a su vez herederos de los constructores romanos, estos de los hebreos y griegos y estos de los egipcios, inicia una migración a la Gran Bretaña, Suiza, Alemania y otros países protestantes. ¿La razón? La Francia de Felipe “El Hermoso”, el Rey de Piedra, se hacia con las posesiones de la Orden del Templo. El acto político, y económico, ponía a los caballeros Templarios fuera de la ley y la razón estratégica de Felipe fue la persecución religiosa y la Santa Inquisición fue su espada. Esto hizo que la estrecha relación entre los herederos de la sabiduría de los constructores del templo de Salomón y los caballeros del templo de Salomón, los convirtiera en victimas propiciatorias para el brazo armado de la Iglesia Católica Apostólica Romana.

Así, las logias francesas entraron en el más absoluto secreto, y muchos emigraron para
trabajar en paz. En las islas Británicas se refugiaron muchos maestros. Rápidamente se apoyaron en la aristocracia inglesa con la cual tenían un enemigo común en la Iglesia Católica Apostólica. Así, el espíritu francmasónico penetró el de la isla.

El 24 de Junio de 1717, cuatro logias inglesas conforman la Gran Logia de Londres y
Westminster. La evolución de la historia y sociedad de este siglo en Inglaterra, lleva a la división de las logias masónicas entre los Antiguos y los Modernos. Estas separaciones aun se representan en el Parlamento Inglés, entre los conservadores y los laboristas. En una manera similar los modernos abogaban por la eliminación de los grados superiores del Arco Real, de carácter esotérico, que limitaban estos y jerarquizaban el grado de maestro en base a las habilidades académicas de los masones. También, abogaban por una separación de la masonería con la iglesia anglicana, y una apertura del arte más populista. Los Antiguos querían mantener los grados esotéricos del Arco Real, fuente del conocimiento hermético ausente en el catecismo del tercer grado justamente para ser desarrollado a posteriori, y veían a la Iglesia Anglicana como una natural manera de ilustrar un laicismo religioso (de re ligar, al hombre con Dios) en el protestantismo, que afirmaba que ningún hombre intercedía entre Dios y otro hombre, y que uno responde directamente a El y a nadie más por sus acciones.

En 1813, casi un siglo después de la creación de la primera Gran Logia de Inglaterra, se
unen estas dos corrientes, acordando en primer lugar la necesidad de mantener la estructura
anglicanista del rito para conservar la re ligación con lo metafísico, pero convertir los grados
superiores al de maestro en uno solo, el del Arco Real. De esta manera se continuaría con el
aprendizaje hermético con el fin de alcanzar esos planos supralunares a que nos insta el
catecismo, pero este conocimiento no constituiría causa de privilegios o jerarquización por
grados. Nace así la Gran Logia Unida de Inglaterra.

Aparecía entonces el problema de unificar estas tendencias en ritos reproducibles. Hasta
entonces, la tradición masónica de transmitir sus secretos a través de tradición oral entre maestro y aprendiz, y la prohibición de escribir, imprimir o grabar cualquiera de nuestros ritos, hacían que hubiera grandes deformaciones e inconsistencias. Hubo grandes recopiladores masónicos que iniciaron la estandarización de los rituales, divididos generalmente en razón geográfica a través de Inglaterra.

El hermano Peter Gilkes (1756-1833) de la logia “Emulación” creada en 1823, es uno
de estos maestros que nos lega el rito “Emulación Mejorado”. Este rito, de corte intimista,
presenta la transmisión de sus tradiciones en una relación boca oído. Está inspirado en la
tradición de los antiguos gremios de constructores, en especial del templo de Salomón, basando su ordenamiento en el templo en esta tradición específicamente. No aparecen alusiones herméticas o alquímicas en los primeros grados, recién en el tercero y hacia el final, quedando el resto de este conocimiento para desarrollo en el Arco Real.

El aprendizaje de este rito tiene una herramienta invaluable en su catecismo. Este enseña,
en los tres grados, cual es el propósito del grado, ilustrando su iniciación, y señalando una guía
para los objetos de su estudio. Es justamente esta última parte la que está ausente en el catecismo del tercer grado, prolongándose en el Arco Real. El catecismo es un diálogo entre un maestro y un masón, en donde se le examina y explica el sentido de su grado.

Así, el Rito de Emulación mejorado es uno de los más respetados en la Gran Logia Unida
de Inglaterra por conservar su tradición y pureza, pero no es el único, existiendo otros de gran
valoración como el Bristol (quizás el más antiguo de todos), el Oxford (considerado el
gramaticalmente más perfecto), el Plymouth, Exeter, Domatic, Metropolitan, Stability, West
London, South London, Humber, Taylor, etc…

En resumen, el Rito de York es de carácter moralista, con gran influencia Anglicana y
concentra la base de la conservación de sus tradiciones y su aprendizaje en su catecismo. En
este se da una reseña de los deberes y privilegios de los grados, recordando y explicando la
ceremonia de su respectivo ingreso. Una parte exhorta al objeto del grado y otra, alegórica y
metafóricamente describe y entrega pautas de conducta, apoyadas en el ritual masónico de York.
Del griego Katequeos; que significa “declamar”, “hablar en voz alta”, es una herramienta de
estudio y enseñanza en un diálogo entre maestro y aprendiz. Los principios que sostienen la
enseñanza masónica, y que se encuentran hermosamente ilustrados en el Catecismo, son el
Amor Fraterno, la asistencia y la Verdad (Brotherly Love, Relief and Truth).

Los objetos de estudio por grados son básicamente la Virtud y la Moral, el rito mismo y el
automejoramiento en el primer grado. En el segundo grado, además de reforzar el estudio de la autoperfección, se orienta hacia la investigación de la ciencias y natura, para muchos
representado en la alquimia, razón por la que se ve en muchos ritos reflejada en los segundos
grados y sus rituales. Pero el objeto del tercer grado es la muerte. Y termina con una exhortación a descubrir el mas allá, la metafísica y la hermética.

El catecismo está dividido en 7 lecciones en el primer grado, 5 en el segundo y 3 en el
tercero. En los 2 primeros hay una introducción al Arte. El 3er grado está basado en la leyenda
Hirámica y los secretos perdidos del maestro masón. Establece secretos substitutos para
reconocer a los maestros masones y así autorizar su trabajo y sus estudios posteriores. Llama la atención, como ya hemos mencionado, la ausencia de una guía de estudio en este catecismo, el cual se encontraría en el complemento del Arco Real.