La ubicación del Segundo Diácono es
a la derecha del Primer Vigilante, y sus deberes, como le son explicados al ser
posesionado, incluyen la atención de los Candidatos durante la Ceremonia de
Iniciación. Un poco de reflexión mostrará que estas pocas palabras
en itálicas se refieren al que probablemente pueda ser descrito como el deber
más importante deber en toda la gama de Ceremoniales Masónicos, con la única
excepción de los deberes del Venerable Maestro.
Las primeras impresiones en la
Masonería, así como en otras esferas de la vida, son frecuentemente
indelebles. Es el Segundo Diácono quien recibe de manos del Guarda Templo
Interno al ciego y desamparado buscador de la luz Masónica. Cualquier señal de
fastidio, de nerviosismo fuera de lugar o, lo que podría ser mucho peor, de
ligereza que sean desplegados por el Segundo Diácono en esta solemne coyuntura
pueden perfectamente destruir para siempre la impresión positiva del Candidato
hacia la Fraternidad benefactora a la cual busca ser admitido. Firmeza
gentil, combinada con completo auto control y conocimiento apropiados de parte
del Segundo Diácono, harán mucho para generar en la mente del Candidato un amor
por la Orden que puede no perderse con el transcurrir de los años.
El Hermano Segundo Diácono puede muy
bien prestar atención a aquellas impresionantes palabras contenidas en la
Segunda Sección del la Primera Liturgia que señalan como el Candidato, estando:
“ni desnudo ni vestido, ni descalzo ni calzado, pero en una posición
humilde, titubeante y conmovedora” es “tomado amigablemente por la mano derecha”.
Tomado amigablemente por la mano
derecha. El Segundo Diácono debe recordar esa palabra sobre la cual se pone
énfasis y no tomarla como una parte sin importancia de su deber de constituirse
en el amigo que guía al novato a su cargo. Puede depender en gran medida del
Segundo Diácono si queda en la mente del Candidato una duradera y hermosa
impresión de la solemne ceremonia de su ingreso a nuestra Orden.
El Diácono con tacto puede hacer
mucho para ayudar al Candidato aún antes de la Ceremonia de Iniciación. En el transcurso de una
breve y amigable conversación en el Parvis se puede romper el hielo, si lo
hubiere, y se pueden dar algunas pistas sin, por supuesto, revelar nada que
deba quedar oculto.
Un Candidato muy nervioso tiende a
empañar una Ceremonia. Algunos Candidatos esperan chacota, bromas prácticas y
hasta peligro. El Hermano Segundo Diácono puede explicar con mucho tacto que la
Ceremonia a punto de realizarse es de naturaleza seria y solemne y que no existe
causa para temer,
Las pautas de guía que se detallan a
continuación en relación a la Ceremonia de Iniciación y a las posteriores
Ceremonias, deben ser cuidadosamente estudiadas por el Segundo Diácono.
La Ceremonia de
Iniciación
1.
En este Grado, durante la Ceremonia propiamente
dicha, se puede decir que la jerarquía de los Diáconos es revertida. Es el Segundo Diácono quien
está en control de Candidato, actuando el 1.D. en calidad de su asistente si fuese
necesario.
2.
Habiendo dado el V.M. instrucciones para la admisión del
Cand., el 2.D. toma su vara con la m.d. y se dirige a la puerta. Debe recibir
al Cand. gentilmente, pero debe sostenerlo firmemente. Nada es más factible de
aumentar la confusión y nerviosismo del Cand. que ser controlado de manera
frágil y dubitativa. EL mejor método para controlar a un Cand., especialmente
en las partes iniciales de la Ceremonia de Iniciación, es que el Diácono se
asegure de tener su b.i. detrás del b.d. del Cand. El 2.D. dirige al Cand. al C.p.H. para que J.
3.
El 2.D. deberá indicar la respuesta a la primera pregunta
del V.M. en voz baja y clara. Si el Cand. mostrara duda ante la primera
instrucción del V.M., el 2.D. deberá susurrar al Cand. que el C.p.H.. está
delante de él. El 2.D. transfiere la vara a su m.i., la eleva[1], y coloca su
m.d. en posición correcta para la Pl:. La m.d. del Candidato no debe ser
colocada de esa manera en este Grado. Mientras el Cand. está c.l.o.v. el 2.D.
nunca debe soltar su mano, excepto durante el J.. y la Pl.
4.
Después de la Pl. y subsecuente pregunta, el 2.D. ayuda
al Cand. a levantarse y espera por la proclamación del V.M. antes de la
preambulación. Cuadre cada esquina de la Logia cuidadosamente, susurrando al
Cand. a i.c.e.p.i. En las ubicaciones de los VV:. Las señales deben ser dadas
firmemente, pero no pesadamente.
5.
Después de la preambulación, el 2.D. coloca la m.d. del
Cand. en el h.i. del 1.V. Asegúrese de que el Cand. esté de frente al E. y
posiciónese en línea a su izquierda. El Diácono nunca debe estar oculto detrás
del Cand. El 2.D. debe estar alerta para tomar nuevamente control del Cand. en
el momento adecuado y de estar de frente al E.. mientras recibe las
instrucciones del 1.V. Ningún S. cuando es instruido por el 1.V.
6.
El 2.D. conduce al Cand. diagonalmente (sin cuadrar) a la correcta
posición para los tres p.r. Alrededor de una yarda del ped del V.M. es
suficiente. Dé las instrucciones, manteniendo un agarre firme, prácticamente induciendo obediencia. El
2.D. no debe usar su vara para tocar los pp. del Cand.
7.
Antes de comenzar el J., el 2.D. transfiere
la vara a su m.i., la eleva, toma P. y muestra el S.P. de A.M. EL momento
correcto para cortar el S. es inmediatamente después de que el Cand. ha
repetido las palabras finales del J. El 2.D. debe recordar que cuando el V.M.
pregunta al Cand. si está dispuesto a tomar el J. su respuesta debe ser
voluntaria. No se debe inducir al Cand. a responder “lo estoy”[2].
8.
La restauración de las LL:. es de la mayor importancia.
El 2.D. es frecuentemente tardío o muy apresurado en cumplir cierta obligación,
y es esencial un correcto entendimiento entre el V.M. y el 2.D. si se ha de
obtener una impresión efectiva. El 2.D. debe captar la vista del V.M. para
indicar que está listo, retirando la V. en el momento exacto del movimiento
final del V.M. con . Si el
Cand. se mantiene con la vista dirigida al V.L.S., no hay necesidad
de que el 2.D. toque su c:.
9.
Habiendo cumplido el V.M. ciertos deberes que se suceden
a continuación, el 2.D. debe colocar al Cand. en la parte N. del ped. No se
atrase ni se apresure para retirar la s:. El momento correcto es cuando el V.M.
dice las palabras “….cumpliendo su deber”. Durante la transmisión, el 2.D. debe
estar preparado para ayudar si es necesario, pero no debe interferir
indebidamente[3]. El 2.D. no debe
mostrar el S.. cuando lo haga el V.M. EL 2.D. debe ser rápido en la respuesta a
la tercera pregunta del V.M. o el Cand. puede contestar voluntaria e incorrectamente. Cuando el V.M.
da la P:., el 2.D. la repite al Cand, quien debe repetirla después de él.
Similar repetición por el 2.D. y el Cand. cuando el V.M. deletrea la P.
10. Después de la
transmisión, la Logia debe ser cuidadosamente cuadrada cuando el 2.D.
conduce al Cand. a las ubicaciones de los VV. El 2.D. debe recordar tomar P. y
mostrar S. antes de hablar en la ubicación del 2.V. , similarmente en la
ubicación del 1.V. No transfiera la vara a la m.i. para dar la S. Si la base
de la vara es empujada suavemente hacia delante para permitir que la parte
superior descanse contra el hombro derecho, su pueden dar los SS. de todos los
Grados sin transferir la vara a la m.i. Corte el S. antes de que el 2.V.
responda. Similarmente en la ubicación del 1.V.[4] Durante la
examinación en la ubicación del 1.V., el 2.D. debe recordar que el Cand. no da la S. cuando
se le instruye avanzar. Guíelo con un susurro, evitando cualquier S. prematuro,
si fuera necesario, colocando su m.i. en el b.d. del Cand.
11. Es deber del 1.V.
investir al Cand. con el emblema distintivo de un M., pero el 2.D. debe estar
listo para ayudar si fuera necesario. A la conclusión de las palabras del
1.V., el 2.D. debe hacer girar al Cand. para dar la cara al E., y pararse a su
derecha. Después de las palabras del V.M. con respecto al emblema, el 2.D.
espera sus instrucciones para continuar. El 2.D. debe tener cuidado de no
olvidar las instrucciones necesarias al Cand. en la esquina N.E. La posición
correcta en la esquina N.E. es justo en línea con la parte frontal del ped. del
V.M.
12. En la esquina
N.E., el 2.D. no debe dejar al Cand. parado solo mientras va a buscar el
T. de P. Si no está a mano, es suficiente que el 2.D. extienda su m.i. cuando
se le plantea la primera pregunta al Cand. El 2.D. debe bajar el T.de P. (o su
m.) después que el Cand. han declarado que no tiene nada para dar. EL 2.D. debe
recordar que el Cand. está frecuentemente confuso cuando se le pregunta si
“tiene algo para dar a la causa…”. Si el Cand. no responde, el 2.D. debe
proceder inmediatamente con la segunda pregunta[5]. El 2.D.
debe colocarse directamente frente al ped. del V.M., tomando el P. y mostrando
el S. antes de informar que “Nuestro nuevo Hermano afirma….”.
13. El 2.D.
debe estar alerta para llevar al Cand. frente al ped. del V.M. en el momento correcto
para la explicación de las H.T., etc.
14. Cuando el
Cand. es excusado por el V.M., el 2.D. lo conduce directamente a la i. del
1.V., sin cuadrar. El 2.D. instruye al Cand. a saludar al V.M. como M. El
Cand. entonces se retira, escoltándolo el 2.D. hasta la puerta[6].
15. Al retorno del
Cand. para el Cargo, el 2.D. lo recibe en la puerta, lo conduce a la i. del
1.V. y le instruye saludar al V.M. como M. El Cand. no debe ser ubicado al
Centro de la Logia, excepto por instrucción expresa del V.M. La posición
correcta del Cand. para el Cargo es O. a la i. del 1.V. Al concluir el Cargo el
2.D. conduce al Cand. a su asiento y toma su propio lugar a la d. del 1.V. El
Cand. no debe ser instruido a saludar después del Cargo.
Nota:
Excepto por los breves momentos en que está parado frente al Cand. para
efectuarle ciertas preguntas en la esquina N.E. de la Logia, el 2.D. nunca,
bajo ninguna circunstancia, debe dejarlo solo en cualquier momento de la
Ceremonia.
[1] Cuando se elevan, las Varas de los
Diáconos debe estar siempre simétricamente cruzadas y apenas tocándose.
[2]
Si el Cand. duda, el Diácono
debe susurrarle que responda, pero de ninguna manera debería el Diácono decirle
inmediatamente y de manera audible “Responda”. Esa palabra no es parte del
Ritual y cualquier práctica en este sentido es contraria al correcto trabajo de
Emulación.
[3]
En este punto, y en un punto similar en el Segundo Grado, el Cand. debe estar
bajo la dirección únicamente del V.M. El Diácono no debe interferir a no ser
que sea absolutamente necesario.
[4] Cuando el
Cand. comunica la G. o T. en las ubicaciones de los VV. en este y subsecuentes
Grados, el Diácono debe acomodarla con su m.i. por sobre el b.d. del
Cand., manteniendo el Diácono su vara con la m.d.
[5]
En algunas Logias se ha adoptado la práctica de hacer circular en este momento
el T.de.P. alrededor de la entre los Hermanos, presentándoselo el 2.D. al Cand
en último lugar. Una práctica de ese tipo sólo puede ser considerada como una
innovación indeseable con ningún argumento a su favor. Hay mucho que decir en
su contra. Sólo puede añadir confusión innecesaria al Cand., mientras crea un
ambiente molestoso en un momento muy importante de la Ceremonia.
[6]
Siempre se le debe permitir al Cand. abandonar la Logia en este punto para
restaurar sus V. La costumbre desprolija de dar el Cargo sin permitir que el
Cand. se retire (con el pretexto de “ahorrar tiempo”), debe ser
despreciada por todos los creyentes en un ceremonial ordenado y digno.
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