martes, 10 de abril de 2012

LOS DIÁCONOS EN EMULACIÓN



Sería dificultoso en estos días, aún para es más imaginativo de los Hermanos, concebir una imagen mental de las Ceremonias de nuestra Orden siendo llevadas a cabo sin la asistencia de aquellos de nuestros Hermanos que están distinguidos por el familiar emblema de la Paloma llevando una Rama de Olivo, el símbolo de la Paz y el Conocimiento.
Sin embargo, la adopción general del Cargo de Diácono, así como lo conocemos hoy en día, es de un origen relativamente moderno en las Logias que trabajan bajo la jurisdicción de la Gran Logia Unida de Inglaterra. EN las antiguas Logias Escocesas e Irlandesas, los Diáconos eran oficiales importantes y en los antiguos registros de una cuantas Logias privadas Inglesas se encuentran referencias a los Diáconos desde lo parte inicial del siglo dieciocho, pero estos Oficiales no fueron comúnmente conocidos en Logias Inglesas trabajando bajo la Gran Logia Regular hasta alrededor de ochenta años después.
Fue el 13 de Diciembre de 1809 que los Hermanos de la Logia de Promulgación decidieron que: “Se recomienden Diáconos que han sido comprobados gracias a debida investigación de ser Oficiales no sólo antiguos sino necesarios.”
El hecho de que, antes de ese tiempo, el Hermano Diácono no haya sido considerado un Oficial necesario  en la mayoría de las Logias Inglesas sugiere que las respectivas Ceremonias de Hacer (Making), Aumentar y Exaltar a un Masón deben haber sido extremadamente simples, con muy poca elaboración de naturaleza ceremonial.
En estos tiempos modernos, como bien se sabe, los deberes de los Diáconos son de la mayor importancia.  De hecho, si se ha de decir que un Oficial de la Logia es de mayor importancia que otro, seguramente sería el Diácono. Se ha dicho muchas veces que son los Diáconos quienes conducen al éxito o al fracaso de cualquiera de nuestras Ceremonias. Existe mucho de verdad en ello. Así el trabajo del Maestro fuera imperfecto, titubeante y desprolijo, el trabajo inteligente y correcto de los Diáconos servirá mucho para evitar una impresión desfavorable del conjunto de los procedimientos. Por el contrario, es igualmente cierto que, así el trabajo del Maestro fuera sumamente impresionante y excelente, el efecto global de la Ceremonia será inevitablemente destruido, si lo Diáconos cumplen sus respectivos deberes de una manera descuidada y vacilante.

Debe ser recordado que el Hermano Diácono está en el foco de la atención prácticamente desde el principio hasta el final. Es el objetivo de todos los ojos, por la simple razón de que está inmediatamente a cargo del Candidato, y el Candidato es el centro de interés y atención.
Sin eficiencia de parte de los Diáconos, no es exagerado decir sería imposible que nuestras solemnes y hermosas Ceremonias produzcan el efecto deseado que siempre deberían producir en el corazón y la mente del Candidato a cualquier Grado.

Cada Diácono, Primero o Segundo, debe tener un profundo conocimiento del Ritual. Para ser eficiente y confiable en el cumplimiento de sus importantes tareas debería estar tan familiarizado con el Ritual de los Tres Grados como el propio Maestro. El Diácono que está felizmente compenetrado con el Ritual sabe qué hacer, cómo hacerlo y cuando hacerlo. El resultado será, por lo tanto, evitar cualquier embrollo embarazoso en los procedimientos.

En muchos sistemas de trabajo los Diáconos reciben frecuentes observaciones sobre sus movimientos de parte del Maestro, una forma de proceder que puede difícilmente decirse que añada dignidad a cualquier ceremonia solemne. En el modo de Emulación, el sistema al cual estamos  abocados, ninguna interrupción de esta naturaleza empaña el desarrollo sutil de la  Ceremonia. Se supone que el Hermano Diácono conoce su trabajo.

Suponiendo que se trate del Diácono recientemente designado, para el que se escriben estas palabras, y que haya adquirido ya alguna familiaridad con la fraseología de las Ceremonias, probablemente llegará a descubrir que los deberes inherentes a su Cargo son tales, que exigen un conocimiento adecuado de muchos detalles que no se aprenden de ningún Ritual impreso. Así el Ritual impreso sea preciso en la correcta fraseología de las Ceremonias, limitaciones de espacio impiden la inclusión en el mismo de aquellas instrucciones esenciales sin las cuales el joven Masón, recientemente posesionado o a punto de ser galardonado con un collarín de Diácono, quedan en un estado de desconcertante incertidumbre.

Las pautas y normas que se dan a continuación  son brindadas para la guía de Diáconos recientemente posesionados, pero he aquí que se recomienda a nuestros Hermanos menores que solo existe un lugar, y solamente uno, donde puede adquirir el conocimiento requerido para hacerlos dignos de cumplir adecuadamente  las obligaciones de su Cargo. Ese lugar, está demás decirlo, es dentro de una Logia de Instrucción regularmente constituida, y bajo la Guía de una competente y confiable Preceptor.

PAUTAS GENERALES PARA LOS DIACONOS

1.    Al dar Instrucciones

La instrucción al Cand. de c.c.e.p.i. debe ser susurrada o dicha en voz baja. De igual manera las instrucciones sobre cómo debe posicionar sus p:. para los tres p:.r:. para avanzar al ped. Del V.M. en el Primer Grado. La mayoría de las instrucciones deben ser dichas claramente de manera suave.

2.    Al preguntar

No susurre o murmulle. Hable clara y audiblemente de tal manera que las preguntas puedan ser oídas por todos los Hermanos y ayudarán mucho para mantener la atención de la asamblea concentrada en la Ceremonia.

3.    La Vara del Diácono

El Diácono debe recordar que su Vara es su “Emblema del Cargo”. No debe usarla como si fuera un bastón cuando camine por la Logia, ni como una muleta cuando está de pie. No puede haber una visión más indigna en la Logia, que un Diácono que sujeta su vara con ambas manos y se apoya sobre ella. Desafortunadamente este espectáculo es muy común. La Vara debe ser sostenida suave y naturalmente alrededor del centro, debiendo sostenerse la base alrededor de una pulgada sobre el suelo al recorrer la Logia, y apoyarla suavemente en el suelo al detenerse. El Diácono debe mantener su Vara perpendicular. Sobre todo, debe mantenerla en su mano derecha y nunca equivocarse al respecto. Las únicas ocasiones cuando el Diácono debe transferir su Vara a la mano izquierda es durante JJ:. y OORR:. Cuando la m.d. puede estar ocupada. Con un poco de práctica, todos los SS:. Pueden ser dados sin transferir la Vara a la m.i. No es necesario que el 1.D. lleve su Vara consigo cuando transporte el Libro de Actas desde la mesa del Secretario al ped. del Maestro para su firma, ni que el 2.D. lleve su Vara consigo cuando se ocupe del cambio de las P:. De T:., ni que ninguno de ellos la lleven cuando estén cumpliendo sus funciones con respecto a un balotaje. En todo otro momento, los Diáconos deben llevar sus Varas.

4.    Comportamiento General

Mantenga una presencia alerta y marcial a través de la ceremonia. Los Diáconos pueden determinar la atención de los Hermanos con  su comportamiento. Manténgase alerta. No permita que su pensamientos  vaguen o no actuará oportunamente. Siga el trabajo del V.M. y de los VV:. De cerca.


5.    Movimientos de Giro con el Candidato

Se puede ver mucha indecisión de los Diáconos cuando giran para alejarse del ped. del V.M., y también  en la esquina N.O. de la Logia. Los Diáconos deben recordar siempre que deben girar de tal manera que siempre se interpongan entre el Cand. y el ped. del V.M.  La única excepción a esta regla es inmediatamente después de que un Cand. ha sido confiado con la G:. y P:. de P:. que lo habilite para un Grado superior.

6.    SS:. del Candidato

Nunca permite que un Cand. de una S:. hasta que haya dado primero el S:.P:. Siempre instruya al Cand. suavemente a tomar el S:.P:. y, si es necesario, impida cualquier S:. prematuro con su m.i.

7.    Balotajes

Cuando existe un Balotaje para ser tomado, el 2.D. va adelante con las balotas, siendo seguido por el 1.D. con la Caja. El 2.D. debería dar la primera balota al P.V.I. para proceder luego al S., a través del O., por el N. y de retorno al E., dando la última balota al V.M.[1] El 1.D. debería entregar la Caja de Balotas primero al V.M. o P.V.I. para su examinación antes de proceder a recolectar las balotas. Debe quedar absoluta certeza de que el compartimiento “Negro” esté vacío antes de recolectar las balotas.

8.    Apertura y Clausura de la Logia

Es deber del Segundo Diácono atender al cambio de las P:. de T:.[2]

9.    Actas

Cuando el V.M. ha declarado las Actas como aprobadas, es deber del 1.D. transportar el Libro de Actas desde la Mesa del Secretario, presentarlo para su firma, y luego devolverlo al Secretario[3]. 
El 1.D. debe evitar apoyar el Libro de Actas sobre el V.L.S. (Ver Sección 3, en lo referente a las Varas).


[1] Este es el método que se sigue en la Logia de Emulación y Perfeccionamiento. En muchas Logias Regulares la práctica es que el 2.D. de la primera Balota al V.M.
[2] Durante la Apertura y Clausura de la Logia en cualquier Grado, el 2.D. no debe abandonar su lugar para ocuparse de la P. de T. hasta después de que el 2.V. ha dado los GG.. Es de lamentar que en muchas de las Logias de Instrucción reconocidas, se enseñe al 2.D. a cumplir con su deber inmediatamente después de que el V.M. ha dado los GG., durante las Aperturas, o de que el 1.V. ha hecho lo mismo durante las Clausuras, con el resultado de que, durante las Clausuras, el 2.D. está causando confusión moviéndose por la Logia mientras el 2.V. está hablando. Un Ceremonial digno y ordenado requiere con seguridad que se permita al 2.V. completar su parte de la Ceremonia sin interrupción. EL argumento de que dicha costumbre “ahorra tiempo”  raya en lo ridículo. El tiempo “ahorrado” no puede ser de más de dos o tres segundos. Una pobre excusa para el sacrificio del decoro.
[3] En la Logia de Emulación y Perfeccionamiento esto no se hace, pues las Actas no son firmadas.

1 comentario:

Hugo A. Ramirez A. dijo...

Q. Hno. no olvide publicar la fuente, tal cual lo hiciste en tus anteriores publicaciones,